El síndrome por aplastamiento es una de
las lesiones más comunes en víctimas atrapadas por colapso estructural. Es una
causa frecuente de deterioro post extracción y la muerte de estos pacientes
puede ser prevenible si es correctamente identificada y tratada. Su frecuencia
de presentación oscila entre un 20-50% y tiene una mortalidad que llega hasta
el 40%.
Fue reconocida
inicialmente después del terremoto de Messina en 1.909 y durante la I guerra
mundial por médicos alemanes. Se describió por primera vez en 1.941 por
Bywaters y Beall, quienes encontraron que ciertos pacientes atrapados en las
ruinas después de los bombardeos en Londres, posteriormente morían a causa de
fallo renal agudo.
Se
define la lesión
por aplastamiento como una disrupción mecánica del tejido secundario a una
fuerza externa llevando a daño celular inmediato, isquemia tisular y lesión por
reperfusión.
Se presenta como un
cuadro de reperfusión sistémica (afectando a todo el organismo) originado por
fibras musculares aplastadas, las cuales, al ser liberadas, desencadenan
manifestaciones sistémicas llegando hasta la muerte en algunos casos.
Esta compresión puede ser provocada por estructuras externas o por el propio peso del paciente sobre una superficie dura. El periodo de tiempo del aplastamiento es uno de los factores más críticos que influyen en el resultado final de las víctimas que sobreviven al primer impacto traumático.
En el proceso de
atrapamiento se desencadena una rabdomiolisis (lesión de la fibra muscular y su
consiguiente descomposición ) y la liberación de los constituyentes de esta
fibra a la circulación conduce a cambios metabólicos sistémicos como acidosis,
mioglobinemia, mioglobinuria, hiperkalemia (el 75% del potasio corporal se
aloja en los músculos y es liberado al espacio intravascular durante el proceso
de descompresión o liberación), hiperfosfatemia, hipocalcemia, hiperuricemia y
coagulopatía por liberación de tromboplastina.
La lesión muscular
profunda induce retención de líquidos en los tejidos atrapados y el tercer
espacio producido por la presencia de estos líquidos lleva a la formación de un
síndrome compartimental, el cual se
presenta por el aumento de presión en compartimientos musculares internos de
las extremidades. Este aumento de presión lleva a mayor isquemia muscular y
lesión de nervios periféricos (neuropatía). El volumen de líquido secuestrado
en estos espacios induce una depleción del contenido intravascular con
hipoperfusión tisular secundaria y cambios propios del estado de shock, como
disminución del gasto cardíaco, hipotensión arterial y disminución del flujo
renal, entre otros. Esta pérdida de la perfusión renal lleva a una
concentración de la orina, que junto con los altos niveles de mioglobina y
ácido úrico (producto de la rabdomiolisis) permiten la precipitación de estas
sustancias llevando a la falla renal aguda con incidencias de hasta el 50% en
pacientes con síndrome de aplastamiento.
Los mediadores
celulares de respuesta inflamatoria como leucotrienos y prostaglandinas
desencadenan alteraciones que pueden inducir falla ventilatoria por SDRA
(síndrome de distress respiratorio del adulto) y lesión celular hepática. La
mioglobina y el ácido úrico inducen falla renal por acumulación tubular.
Las principales
causas de muerte en el síndrome de aplastamiento son:
. Hipovolemia
. Arritmias
. Fallo renal
Es importante
conocer las manifestaciones del síndrome en etapas pre y post descompresión o
liberación. Lo más importante en la escena es tener un alto índice de sospecha,
identificar los mecanismos potenciales de atrapamiento y buscar los signos y
los síntomas.
Síntomas
preliberación:
alteraciones sensitivas de la extremidad (hiperestesia, parestesia, hipoestesia
o anestesia), ausencia ó disminución de pulsos distales comparados con las
otras extremidades.
Síntomas
postliberación:
agitación psicomotora, alteraciones sensitivas continuas, dolor severo en la
extremidad afectada, compromiso motor de la extremidad, edema progresivo del
área y alteración de patrones respiratorios o de pulso.
Recursos
Necesarios
Para realizar un
adecuado manejo del síndrome de aplastamiento es necesario que el personal de
atención prehospitalaria esté preparado para realizar un manejo crítico en la
escena. Los recursos básicos que se requieren son:
1. Equipo de
monitoreo electrónico de signos vitales con electrocardiograma de 6
derivaciones.
2. Ventilador/respirador
de transporte.
3. Equipo de manejo
avanzado de vía aérea.
4. Equipo de
pequeña cirugía (empleado sólo por médicos con entrenamiento).
5. Equipo de
asepsia y antisepsia.
6. Medicación de
reanimación avanzada.
7. Analgésicos y
Sedantes
Descripción
Detallada
1. Realizar el ABCDE
si el área es segura.
2. Manejar
adecuadamente la vía aérea y seguir los protocolos de manejo convencional de
acuerdo con las características de frecuencia y profundidad de la respiración.
3. Brindar soporte
psicológico si el paciente está consciente y en Glasgow apropiado.
4. Confirmar la
presencia de signos y síntomas de aplastamiento.
5. Establecer
accesos venosos apropiados periféricos (idealmente líneas centrales) y
reemplazar cristaloides previendo una brusca depleción luego de la liberación.
6. Colocar sonda
vesical para control de diuresis. Esta debe ser llevada a valores por encima de
los 250cc/hora.
7. Considerar una
prealcalinización con bicarbonato (sólo bajo orden médica).
8. Realizar
monitoreo cardíaco si las condiciones lo permiten y se cuenta con el equipo
apropiado.
9. En caso de
presentarse signos de shock posterior a la liberación lenta, iniciar
reanimación agresiva con solución salina normal o solución salina hipertónica
(el Ringer Lactato puede agravar la hiperkalemia).
10. En caso de
presentarse fallo renal, se debe maximizar la perfusión con uso de
cristaloides, forzar la diuresis y alcalinizar la orina con bicarbonato.
11. Se debe realizar
apropiada inmovilización de la extremidad evitando áreas de presión, mantener
la extremidad a nivel del corazón (no elevarla) y controlar el dolor de acuerdo
con las recomendaciones establecidas para analgesia prehospitalaria.
Se
debe controlar frecuentemente la perfusión distal y la presencia de pulsos.
Hola, desde el punto de vista de por ejemplo un bombero que accede a una víctima atrapada, con algún miembro aplastado y que lleva más de 15 minutos en esa situación, ¿Se debe esperar a presencia y atención médica avanzada in situ antes de proceder a liberarla del elemento que la comprime? Supongamos una situación en la que haya que sacar a la víctima del lugar sí o sí por que su vida corra peligro, se podría hacer algo que disminuya los efectos negativos de la descompresión? Un saludo.
ResponderEliminarEn las urgencias y emergencias todo funciona como un equipo y cada profesional hace su labor. en el caso que me comentas es importantísimo que el equipo de bomberos actúe con celeridad para evitar las complicaciones posteriores por ello el "descarcelamiento" del accidentado es prioritario. Al estar centralizados los servicios de emergencias bajo el teléfono 112 en el cribado de la llamada se activan tanto el equipo de bomberos como el equipo sanitario y suelen estar ambos presentes.
ResponderEliminarpero siempre primará la seguridad del entorno del equipo rescatador y del paciente.
Hacer algo para evitar los efectos pues es complicado porque en muy pocos casos se llegan antes de los 15 minutos a ningún accidente, pero lo importante es la vigilancia y el entrenamiento para saber distinguir los primeros síntomas y que de ese modo el paciente reciba una atención medica mas temprana para solventar esta patología.