Lavado Ocular
Procedimiento
por medio del que se realiza una irrigación o lavado de la superficie ocular
mediante la instilación de líquido con el fin de realizar un barrido de un
objeto o cuerpo extraño que se encuentre ubicado en la superficie
corneo-escleral.
Objetivo
Mantener
limpios los ojos, eliminando secreciones oculares.
Evitar
infecciones y erosiones corneales.
Proporcionar
bienestar.
Material
Suero
fisiológico en ampollas de plástico.
Gasas.
Batea.
Guantes
desechables.
Metodología
de actuación
Identificaremos
al paciente al cual realizar el tratamiento
Informarle
sobre el procedimiento a realizar.
Solicitaremos
su colaboración siempre que sea posible.
Preservaremos
la intimidad del paciente.
Nos
lavaremos las manos.
Nos
colocaremos los guantes de un solo uso.
Situaremos
al paciente con la cabeza inclinada hacia el ojo a lavar.
Irrigaremos
los párpados y limpiaremos con una torunda de gasa.
Con
la ampolla de plástico de suero fisiológico destilar gota a gota o a chorro
suave en el ojo.
Con
el ojo cerrado, limpiaremos suavemente del ángulo interno al externo, de una
sola pasada y utilizando una gasa cada vez y para cada ojo.
Secaremos
con una gasa la zona.
Procederemos
de igual manera para la limpieza del otro ojo.
Retiraremos
el material utilizado.
Nos
quitaremos los guantes.
Nos
lavaremos las manos.
Observaciones
En
pacientes con autonomía, fomentar el autocuidado. Enseñar al paciente la forma
de realizar el lavado de los ojos así como la frecuencia con que debe hacerlo.
Si
presenta lesiones oculares (erosiones en párpados, etc.) las anotaremos en el
documento de observaciones de enfermería y lo comunicaremos al médico.
Si
presenta secreciones, observaremos el aspecto y la cantidad de estas.
Comprobaremos
si se ha mandado muestra a Bacteriología con anterioridad y la fecha de envío.
Retiraremos
las lentes de contacto si las tuviese.
Si
procede tomaremos exudado, realizándolo según técnica y antes de lavar el ojo.
En
caso de presentar exudado, lavar cada 2-3H o cuando sea preciso y comunicaremos
al médico.
En
caso de enfermos en coma o inconscientes retirar lentes de contacto si las
tuviese y mantener los ojos húmedos con:
Gasas
humedecidas con suero fisiológico.
Colirio
o pomada (según indicación médica y según técnica).
En
caso de cuerpo extraño, aconsejaremos al paciente que no se frote el ojo.
Aplicación de Medicamentos vía oftálmica
Introducción
Las
formas farmacéuticas oftálmicas son productos preparados mediante métodos que
aseguran su esterilidad, lo cual evita tanto la introducción de contaminantes
como el crecimiento de microorganismos en el interior del envase. Por ello es
conveniente respetar de forma muy estricta las normas de conservación y
caducidad establecidas por el fabricante. Existen tres tipos de formas
farmacéuticas oftálmicas:
Pomadas oftálmicas:
Son preparaciones semisólidas destinadas a su aplicación sobre la conjuntiva.
Colirios:
Son soluciones o suspensiones acuosas u oleosas destinadas a la instilación
ocular. Con respecto a los colirios es conveniente señalar que:
Su
periodo de caducidad una vez abiertos es de un mes.
Cada
gota de colirio posee un volumen de 25-50 microlitros mientras que, dependiendo
del parpadeo, el volumen que puede retener el ojo es de 10 microlitros. Por lo
tanto, la instilación de dosis de más de una gota en cada ojo es de dudosa eficacia.
De hecho, cuando se prescribe más de una gota, es cuando se quiere asegurar una
correcta administración (alteración de la destreza motora, ancianos,
discapacitados, etc.).
Cuando
el tratamiento es múltiple, con diferentes colirios, la administración de cada
uno de ellos debe realizarse al menos con un intervalo de 5 minutos.
Baños oculares:
Son soluciones acuosas destinadas a ser instiladas o aplicadas en el ojo,
habitualmente para el lavado ocular.
Preparación
del material
Antes
de realizar cualquier procedimiento hay que tener preparado el material que se
va a emplear, que en este caso consta de:
Medicamento.
Gasas
estériles.
Guantes.
Batea.
Suero
fisiológico.
Procedimiento
Pasos
de para administrar la medicación por vía oftálmica
Nos
lavaremos las manos y nos pondremos los guantes.
Le
explicaremos al paciente el procedimiento que vamos a realizar.
Colocaremos
al paciente sentado o en decúbito supino, con el cuello en leve hiperextensión.
De esta manera, además de acceder
fácilmente al ojo, se reduce el drenaje del medicamento a través del conducto
lacrimal.
Si
hay costras o secreciones en los anejos oculares, las limpiaremos suavemente
con una gasa impregnada en suero fisiológico. Limpiaremos siempre desde el canto interno al canto externo del ojo,
para no introducir microorganismos en el conducto lacrimal. Utilizando una gasa nueva para cada pasada.
Abriremos
el recipiente que contiene el medicamento y dejaremos la tapa boca arriba, para
evitar la contaminación de los bordes.
Cogeremos
una gasa limpia y la colocaremos sobre el pómulo del paciente (si parte del medicamento se rebosa, lo
absorberemos con la gasa).
Con
el dedo índice de la mano no dominante apoyado en la gasa presionaremos
suavemente hacia abajo, de tal manera que quede expuesto el saco conjuntival (la retracción contra el pómulo previene la
presión y el traumatismo del globo ocular e impide que los dedos toquen el ojo).
Le
pediremos al paciente que mire hacia arriba (con ello se reduce el parpadeo).
Instilaremos
las gotas oftálmicas:
Con
la mano dominante descansando sobre la frente del paciente, sostenga el
cuentagotas o el frasco con el medicamento 1-2 cm. por encima del saco
conjuntival. Al tener la mano apoyada y
el recipiente a esa distancia, se previenen tanto los traumatismos como las
infecciones. Si en algún momento se toca
el ojo con el aplicador del medicamento, hay que considerarlo contaminado y
desecharlo.
Instile
el medicamento en el centro del fondo del saco conjuntival.
Con
una gasa apriete firmemente sobre el conducto lacrimal durante 1-2
minutos. Con ello se previene el
rebosamiento hacia las vías nasales y la faringe y la absorción a la
circulación sistémica.
Administraremos la
pomada oftálmica:
Desecharemos
la primera porción de la pomada.
Con
la mano dominante aplicaremos una tira fina y uniforme de pomada en el saco
conjuntival, yendo desde el canto interno al canto externo del ojo.
Mantendremos
una distancia de 1-2cm entre el tubo y el saco conjuntival, con el fin de
evitar los traumatismos y las infecciones. Si
en algún momento se toca el ojo con el aplicador del medicamento, hay que
considerarlo contaminado y desecharlo.
Al
llegar al canto externo, giraremos levemente el tubo en sentido contrario. Con ello se facilita el desprendimiento de
la pomada.
Pediremos
al paciente que cierre los párpados con suavidad, sin apretarlos. Así el medicamento se distribuirá
uniformemente por el ojo.
Si
se rebosa el medicamento, lo limpiaremos con la gasa que tenía en la mano no
dominante (iremos siempre desde el canto interno al canto externo del ojo).
Cerraremos
el recipiente que contiene el medicamento.