Otra vertiente a tratar en los traslados tanto aéreos como terrestres es las fisiopatologías del traslado, nos centraremos en el Ruido, la temperatura y la Altitud.
Ruidos
Ruidos
Durante el traslado mediante Transporte Terrestre se tendrá en cuenta:
- Realizar una protección acústica del paciente
- Utilizar medios digitalizados de diagnóstico
- Imposibilidad de auscultación cardíaca y pulmonar con el fonendoscopio
- Apoyo psicológico y sedación si es necesario del paciente.
En cuanto a la utilización de sirenas en el Transporte Sanitario en ambulancia deberá tenerse en cuenta que:
- La potencia e intensidad no son enmascarables
- Influirán las subidas y bajadas de intensidad y los ciclos rápidos.
- La frecuencia recomendada es de 1-4Khz siendo audibles entre 8-12m.
- En las intersecciones urbanas deberá reducirse la velocidad del vehículo.
Los efectos nocivos de las sirenas se expresarán en forma de:
- Molestias al ciudadano
- Trastornos del sueño
- Pérdidas de audición del personal sanitario
- Ansiedad y miedos en el paciente así como alteraciones vegetativas y de las constantes hemodinámicas.
Influyen de forma negativa las bajas temperaturas produciéndose colapso vascular periférico se dificulta la obtención de accesos venosos periféricos se provocan escalofríos y tiritonas que aumentan el consumo de Oxígeno .
Se facilita la hipotermia no solo por la baja temperatura ambiental sino que ésta puede incrementarse con la perfusión de sueros fríos.
Las bajas temperaturas pueden afectar algunos medicamentos como la cristalización del Manitol y las pilas de Ni-Cd que utilizan algunos aparatos electromédicos pueden descargarse.
Deberá tenerse en cuenta evitar situaciones de hipotermia principalmente en:
Neonatos (imprescindible traslado en incubadoras)
Niños
Enfermos con patología cardíaca
Politraumáticos y quemados.
El calor excesivo puede provocar sudoración profusa y alteraciones hidroelectrolíticas en pacientes inestables hemodinámicamente.
La infusión de sueros recalentados pueden llegar a provocar golpes de calor.
Los efectos relacionados con los cambios de temperatura se pueden paliar mediante:
- Adecuado aislamiento asistencial
- Un buen sistema de acondicionamiento del aire
- La no exposición al sol ni al frío de los vehículos de transporte
- El uso de mantas térmicas.
Altitud
Los efectos del descenso de la presión atmosférica, mediados por la altitud, son fundamentalmente de dos tipos:
Disponibilidad de Oxígeno
Aún cuando la proporción de los gases, que mezclados forman el aire, puede considerarse constante a cualquier altura de la troposfera, las presiones parciales de los mismos varían en función de la altitud sobre el nivel del mar.
El volumen de un gas es inversamente proporcional a la presión cuando la temperatura se mantiene constante.
Ley de Charles y Ley de Boyle: La fracción de Oxígeno inspirado ( FiO2) está en función del porcentaje de Oxígeno disponible y será, si no se administra Oxígeno suplementario del 21%.
La Presión Atmosférica decrece con la altitud.
Esta presión va desde 760mmHg a nivel del mar hasta 380mmHg a 18.000 pies (5.487m), por lo que la PpO2 se modifica desde 159mmHg a nivel del mar, hasta 80mmHg a dicha altitud, lo cual determina un deterioro de las Presiones Alveolar ( PAO2) y Arterial (PaO2) de oxígeno, que pueden ser agravadas en circunstancias patológicas.
A 6.000 pies (1.830m) de altitud de cabina, la PpO2 en el alveolo cae desde los 103mmHg que encontramos a nivel del mar a tan sólo 77mmHg: sin embargo, gracias a la forma sigmoide de la curva de disociación de la Hemoglobina , su saturación apenas habrá variado en un 3%.
En altitudes de 8.000 pies (2.440m), la saturación de la Hemoglobina no habrá bajado del 90%.
La presencia cada vez más acentuada de Anhídrido Carbónico (CO2)en el alveolo se hace evidente de forma clínica a partir de 8.000 pies aproximadamente, cuando el CO2 es desplazado del alveolo (hiperventilación) en beneficio del Oxígeno.
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