Introducción
El uso de vendas
para el tratamiento de lesiones se remonta a muchos miles de años. En el pasado
se empleó todo tipo de materiales, incluyendo telas de hilo, hojas, papel e
incluso pieles de animales. Hoy en día, comprendemos mejor cómo un vendaje puede
ayudar a curar una lesión, y dado que se han ido desarrollando vendas
especiales para aplicaciones específicas.
Finalidad
de los vendajes
Son muchas las
situaciones por las que un vendaje está indicado. Por ejemplo se usan para
proporcionar apoyo a un miembro, controlar la inflamación, limitar el
movimiento de una articulación, sostener otro vendaje en posición (férulas),
fijar apósitos en heridas, favorecer la hemostasia de un punto sangrante de
forma provisional o definitiva…
Precauciones y
principios básicos
Los gérmenes
florecen en las zonas tibias, húmedas y sucias. Los vendajes deben aplicarse
sólo en las zonas limpias. Si tienen que ponerse sobre una herida abierta,
antes de hacerlo se cubrirá con material antiséptico. Hay que limpiar y secar
bien las superficies cutáneas y no deben arrugarse cuando se vendan. Las
superficies cutáneas adyacentes pueden mantenerse separadas introduciendo una
pieza de gasa entre ellas para evitar la maceración de la piel por contacto
continuo durante el tiempo en el que está puesto el vendaje.
La presión sobre
los tejidos puede afectar a la circulación.
El vendaje se
aplica siempre desde la parte distal hacia la proximal del cuerpo, para
facilitar el retorno de sangre venosa hacia el corazón. La presión con la que
se aplican los vendajes debe considerarse siempre desde el punto de vista de no
comprometer la circulación sanguínea, para evitar que se produzca un déficit de
nutrición de las células en la zona vendada o una alteración en el retorno
venoso.
Por este motivo, se
deben comprobar periódicamente para estar seguros de que no existe ninguna
interferencia en el suministro de sangre a la región vendada o distal a ella y,
siempre que sea posible, dejar descubierta la porción distal de la extremidad
para poder valorar las alteraciones circulatorias por presión.
En este sentido,
cabe considerar que cuando se aplica un vendaje sobre un apósito húmedo, hay
que prevenir la retracción, pues el vendaje también se humedecerá y
posteriormente se secará, retrayéndose y produciendo una mayor presión sobre la
zona.
La fricción puede
provocar traumatismo mecánico en el epitelio cutáneo. Antes de vendar una
prominencia ósea, ésta se debe cubrir con un almohadillado, de modo que el
vendaje no friccione la zona y no se produzca una herida por abrasión. Las
superficies cutáneas se deben separar para prevenir la fricción y la
maceración, como he comentado anteriormente.
Los segmentos
corporales vendados deben mantenerse en una posición anatómica natural y
funcional con ligera flexión de las articulaciones para evitar estiramientos y
acortamientos musculares o tendinosos anormales. Hay que aplicar los vendajes
en el cuerpo en buena alineación para evitar tensión y fatiga muscular.
Al finalizar un
vendaje, para fijar el extremo libre de la venda, hay que hacerlo siempre con
cinta adhesiva.
Nunca deben
utilizarse los ganchos metálicos que proporcionan en algunas de sus
presentaciones ciertas marcas comerciales para facilitar este fin. De este modo
evitaremos lesiones cutáneas causadas por el enclavamiento en la piel de los
ganchos a través del vendaje.
Complicaciones de
los vendajes
Síndrome
de compresión:
Caracterizado por una serie de síntomas relacionados con la alteración en la
circulación y la inervación, causados por una presión excesiva del vendaje. Los
síntomas más frecuentes son: dedos levemente cianóticos y fríos, discreto edema
que borra los pliegues digitales, hipoestesia y sensación de “dedos dormidos”,
palidez discreta.
Ante esta situación
hay que colocar el miembro en alto y se hace obligatorio el vigilarlo de forma frecuente
para detectar a tiempo mayores complicaciones.
Es difícil que, con
los vendajes utilizados en urgencias (son siempre abiertos o elásticos), se
produzca gangrena o necrosis por exceso de presión. Si los signos explicados
anteriormente fueran a más habría que proceder a abrir el vendaje y mantener el
miembro en posición elevada. Si esto no fuese suficiente, se hace necesario
avisar al traumatólogo, pues puede estar produciéndose un síndrome
compartimental en el que los vasos venosos y/o arteriales están comprometidos,
en cuyo caso la solución debe ser quirúrgica.
Edema
de ventana: Esta
complicación se produce cuando, al colocar un vendaje, se deja una ventana de
piel descubierta entre dos vueltas de venda. También puede aparecer al abrir un
yeso para valorar una herida subyacente. Al ser ésta una zona con menos
presión, se produce un edema hacia fuera de líquido extracelular. Cuando esto
ocurre, hay que proceder a elevar el miembro durante 15-30 minutos y luego
aplicar un vendaje elástico compresivo sobre la zona.
Escara
de decúbito: Se
produce generalmente en la aplicación de vendajes rígidos, en nuestro caso férulas,
con un almohadillado insuficiente de zonas de prominencia ósea y de presión del
yeso, así como en los bordes de la férula. También puede aparecer en vendajes
de sostén y compresivos cuando, al aplicarlos, producimos una arruga tanto en
la venda como en la piel. Para evitar estos problemas bastará con aplicar un
almohadillado extra en las zonas de presión o cambiar los vendajes que
produzcan arrugas. Si se ha producido herida en la piel, habrá que cubrirla con
material antiséptico y realizar cura y revisión de ésta según su estado
evolutivo.
Maceración
cutánea: originada
por una aplicación del vendaje sobre zonas de piel húmedas o potencialmente
húmedas sin un secado o protección adecuados. Esto ocurre en zonas de pliegues cutáneos
naturales (axilas, bajo las mamas en las mujeres, espacios interdigitales, en
la ingles). Si la piel se ha llegado a lesionar procederemos a realizar curas
periódicas para evitar una complicación mayor.
Quemaduras
por yeso: Se
relacionan con los aceleradores químicos del yeso, la temperatura del recipiente
de agua, la cantidad de agua en el yeso, el grosor de la férula y el
almohadillado. El uso de agua tibia para activar el yeso, el almohadillado para
proteger la piel y una circulación de aire adecuada para ayudar al proceso de secado reducirán la
posibilidad de quemaduras por yeso. Aunque ocurre en pocas ocasiones, cuando el
paciente se queja de que la férula está quemando, hay que retirarla de
inmediato, ya que cuanto menos tiempo permanezca el agente térmico actuando
sobre la piel menor riesgo de quemadura existirá y de menor grado será.
Alineamiento
erróneo:
Producido por una colocación inadecuada de la extremidad que se venda.
Aparecerán molestias por una mayor tensión muscular, e incluso puede haber
compromiso neurovascular en caso de fracturas con fragmentos óseos incorrectamente
alineados. A la retirada del vendaje puede aparecer alteración de la movilidad
con posiciones articulares viciadas por la inmovilización incorrecta y por
acortamientos musculares y/o tendinosos.
Cuidados del
vendaje y del miembro vendado
Mantener el vendaje
limpio y seco.
Valorar cualquier
olor procedente del vendaje.
Repetir el vendaje
si se suelta o afloja.
Comunicar la
aparición de parestesias, hormigueo, frialdad, tumefacción, dolor o cambios de
coloración distal, como consecuencia de un vendaje muy apretado.
Aflojar el vendaje
y hacerlo de forma segura si aparecen los síntomas anteriores.
Mantener elevada la
extremidad vendada cuando esté en reposo, para evitar las complicaciones relacionadas
con la alteración de la circulación.
Movilizar las
articulaciones libres de la extremidad inmovilizada para activar la circulación
y evitar la atrofia muscular y anquilosis articular perilesional. Así como de
realizar ejercicios isométricos de la musculatura de la zona inmovilizada, siempre
que no estén contraindicados.
NO introducir
ningún tipo de objeto entre el vendaje y la piel para eliminar la sensación de
picor, por el riesgo de lesionar la piel y la consiguiente complicación de la
herida que no está expuesta.
Comunicar si
aparece sensación de picor intenso o erupción.
Revisión y cambio
periódico de vendajes aplicados sobre heridas, para comprobar la evolución de
éstas y detectar a tiempo posibles complicaciones.
En caso de férulas
de yeso de miembro inferior, la importancia del uso de muletas para no apoyar
el miembro vendado en el suelo durante la deambulación, pues la estructura de
este tipo de yeso no tiene la suficiente fuerza como para resistir el peso de
la persona, de modo que se rompería, dejando de desempeñar su función y sería
un riesgo para la integridad de la piel la arista producida por la rotura del
yeso.
Tipos
de Vendas
Materiales y su
utilidad
Venda
tubular de algodón extensible:
tubo extensible de algodón entretejido que se aplica directamente sobre la piel
antes de colocar un yeso o cualquier otro vendaje.
Evita roces,
escoceduras, irritaciones, etc.
Evita que el vello
se adhiera al yeso impidiendo así molestias y picores.
Existen distintos tamaños
dependiendo de la zona corporal que se vaya a vendar (desde el tamaño inferior
para los dedos, hasta el más grande para el tronco).
Venda
de gasa: rollo
de algodón entretejido, suave, poroso y ligero que se amolda fácilmente a cualquier
contorno. Por su poca consistencia, su uso se limita a la sujeción de apósitos.
Venda
elástica (crepé color carne):
Formada por algodón con un entretejido elástico de goma. Se puede utilizar para
sujetar otros vendajes (férulas), para proporcionar compresión en lesiones
agudas y para favorecer el retorno venoso de las extremidades.
El vendaje elástico
es flexible y cede durante su uso, por lo que resulta inadecuado para el sostén
a largo plazo. Tiene la ventaja de que se puede lavar y volver a utilizar.
Venda
de algodón: rollo
de algodón hidrófilo para almohadillado y protección de la piel antes de aplicar
un enyesado o cualquier otro tipo de vendaje que produzca compresión.
Venda
de papel: rollo
de papel que se utiliza encima del algodón para evitar que se endurezca o se pegue
al yeso. También se puede utilizar como protector de la piel cuando se utilizan
vendajes adhesivos para evitar reacciones de hipersensibilidad.
Venda
de espuma: rollo
de espuma elástica muy fina que se utiliza como prevendaje para protección de
la piel antes de la aplicación de una venda adhesiva o tape. Por su
consistencia y elasticidad, es la más indicada para realizar un vendaje libre
de arrugas.
Venda
elástica adhesiva porosa:
rollo de venda porosa con una cara adhesiva. Este tipo de vendaje es firme,
flexible y sus propiedades adhesivas proporcionan una fuerte sujeción. El
adhesivo permite que la piel transpire y que el exudado y el sudor salgan aun
cuando las capas se superpongan. Este vendaje suele aplicarse sobre una capa
Tensoban, de algodón o papel que protejan la piel dado que se han descrito reacciones
de hipersensibilidad en numerosos pacientes a los que se les ha aplicado,
produciéndose importantes lesiones cutáneas que en algunos casos precisaron de
injertos para su curación.
Venda
elástica autoadhesiva o cohesiva:
rollo de venda formada por fibras de poliéster apretadas sin tejer. Se adhiere
a sí misma pero no a la piel. No interfiere con las funciones normales de la piel
y no es alergénica. Proporciona una sujeción estable pero flexible, siendo poco
voluminosa. Si se aplica superando su elasticidad, se puede utilizar como
sostén permanente de ligamentos (vendaje funcional).
Venda
de yeso: elaborada
con un tejido especial de algodón entrelazado, cuyos bordes no se deshilachan y
que está impregnado en yeso. El tejido entrelazado evita que se pierda la masa
de yeso y por tanto cada vendaje tiene un contenido de 90% en yeso, esparcido
por igual a través de toda la extensión de la misma venda. Es extremadamente
útil para una inmovilización total.
Férula
metálica: lámina
metálica, normalmente de aluminio por su ligereza y maleabilidad, cubierta en
una de sus caras por una gruesa capa de gomaespuma. Se utilizan sobre todo para
inmovilizar los dedos de las manos, aunque existen en el mercado diversos
tamaños que permiten su uso en zonas más anchas como la muñeca y el antebrazo.
Tape: rollo de esparadrapo de tela
confeccionado de tal modo que es totalmente inelástico. Se utiliza fundamentalmente
para vendajes funcionales, en los que se pretende contener el movimiento
únicamente de la parte lesionada de una articulación permitiendo la movilidad
del resto de estructuras de la misma.
Elección del tipo
de venda
Vendajes
de soporte: se
utiliza principalmente para sujetar apósitos, aplicar bolsas de frío o calor
sobre una zona, o proteger alguna zona del cuerpo (cabestrillo por ejemplo).
Para su realización
se utiliza sobre todo las vendas de gasa de ancho apropiado. También se puede hacer
uso de vendas elásticas no adhesivas, vendas de algodón (sobre todo cuando
vamos a vendar una herida muy exudativa), vendas cohesivas e incluso las mallas
tubulares de algodón para zonas de difícil vendaje como puede ser la
cabeza/cara o el tronco.
Vendajes
compresivos: se
utiliza para reducir o prevenir inflamación después de un traumatismo, para
proporcionar una inmovilización relativa de un segmento corporal lesionado y
para favorecer el retorno venoso.
También se puede
utilizar para ejercer presión sobre un punto sangrante con el fin de cortar una
hemorragia. Para ello, se utilizará vendas elásticas no adhesivas, adhesivas o
cohesivas dependiendo del grado de inmovilización que queramos proporcionar.
Vendajes
inmovilizadores:
está indicado siempre que se persiga una inmovilización completa de un segmento
corporal. Para realizarlo se usaran las vendas de escayola y las férulas
metálicas. De forma accesoria se puede utilizar el resto de vendajes.
Formas
de vendar
Como coger la
venda
Iniciaremos el
vendaje sosteniendo el rollo de la venda en una mano y el extremo inicial en la
otra. La bibliografía y la práctica dicen que éste debe estar colocado hacia
arriba en relación al extremo inicial de la venda, de modo que se facilite su
deslizamiento sobre la cara interna de ésta y que sea la cara externa la que
entre en contacto con el paciente.
Cogeremos el rollo
o el extremo libre de la venda con una u otra mano dependiendo de la dirección que
queramos darle al vendaje, y esto va a estar relacionado con la lesión que
vayamos a tratar. Por ejemplo, en el esguince de tobillo, aplicaremos la venda
en una dirección u otra si la lesión es del ligamento lateral o el medial.
Tipos de vueltas
de un vendaje
Vuelta
circular: Se usa
para vendar una parte cilíndrica del cuerpo o fijar el vendaje en su extremo inicial
y distal. En una vuelta circular, el vendaje se enrolla alrededor de la zona de
modo que cada vuelta cubra exactamente la anterior. Suelen usarse dos vueltas
circulares para iniciar y terminar un vendaje.
Vuelta
en espiral: Se
utiliza para vendar una parte del cuerpo que es de circunferencia uniforme. El
vendaje se lleva hacia arriba en ángulo ligero, de modo que sus espirales
cubran toda la parte que se desea. Cada vuelta es paralela a la precedente y se
superpone a la misma en unos dos tercios del ancho de la venda. Se usa vendaje
en espiral en partes del cuerpo como dedos, brazos y piernas.
Vuelta
en espiral invertida o en espiga:
Se usa para vendar partes cilíndricas del cuerpo que tienen circunferencia
variable, como la pierna y en ocasiones el antebrazo. Se inicia el vendaje como
si fuera en espiral y enseguida se vuelve hacia atrás, de modo que las vueltas
se van superponiendo de forma cruzada. Así, cada vuelta será paralela a la
anterior de la que le precede.
Vueltas
en ocho: Se usa
para vendar articulaciones. La venda se asegura con varias espirales o circulares
por debajo de la articulación. A continuación, se realiza una vuelta hacia
arriba en la articulación y se asegura con varias espirales o circulares en la
parte superior. Después se alternarán vueltas ascendentes y descendentes
cruzadas entre sí y superponiéndose a sus precedentes en dos tercios del ancho
de la venda, de modo que se consiga cubrir todo el ancho de la articulación. Es
especialmente útil para la rodilla.
Vuelta
recurrente: Se
utiliza para vendar o fijar un apósito en la cabeza, en un muñón o en un dedo.
Después de fijar la venda con dos vueltas circulares en la porción proximal de
la zona a vendar, se voltea el rollo para que quede perpendicular a las vueltas
circulares y se hace pasar de atrás hacia delante y a la inversa, de forma que
cada vuelta cubra una parte de la anterior, hasta que la zona queda totalmente
cubierta. Para finalizar se fija por medio de vueltas circulares que cubran las
iniciales.
Preparación de
una férula de escayola
La inmovilización
completa que proporcionan ayuda a la cicatrización y al alivio del dolor, y a
evitar las complicaciones de algunos tipos de lesiones. A diferencia de los
yesos cerrados, la colocación de férulas permite que se produzca una
tumefacción de los tejidos blandos sin que exista compromiso circulatorio.
Para la correcta
aplicación de una férula de escayola deberemos considerar los siguientes pasos:
Valorar y registrar
el estado neurovascular y la integridad cutánea antes de la aplicación de la
férula. Si hay solución de continuidad en la piel en el sitio de fractura o en
su proximidad, debe considerarse como una fractura abierta. Notificarlo al
médico antes de aplicar la férula. Tapar todas las heridas antes de la
aplicación de la férula.
Si está indicado y
el tiempo lo permite, es aconsejable lavar y secar bien toda la extremidad
antes de aplicar la férula.
Retirar todas la
joyas de la extremidad afectada.
Preparar un cubo
con agua tibia a 30º C.
Si es posible,
cuando se realice la medición de la férula, usar el lado no afectado. Aumentará
la exactitud y se reducirán las molestias al evitar el movimiento de la
extremidad lesionada.
Extender la venda
de escayola del rollo realizando capas en número relacionado con el tamaño de la
extremidad a soportar. Alrededor de 13
capas para la pierna y de 9 para
el brazo. El ancho de la venda lo elegiremos dependiendo del tamaño de la
extremidad a vendar, el yeso nunca debe rodearla completamente.
Almohadillar toda
la zona que después abarcará la férula. Serán suficientes dos capas de algodón
a menos que haya un edema intenso, y se reforzará el almohadillado en zonas de
prominencias óseas.
El almohadillado
debe colocarse con un movimiento circular desde la parte distal a la proximal,
buscando una forma y presión uniformes.
Si el almohadillado está
demasiado flojo, se arrugará y se pueden desarrollar úlceras por presión. Si el
almohadillado está demasiado apretado, la tumefacción causará constricción.
Se puede utilizar
una malla tubular debajo del almohadillado para proteger la piel de posibles arrugas
de éste.
Sumergir la férula
preparada en el baño tibio hasta que cese el burbujeo de 5 a 10 segundos. Apretar
suavemente para retirar el exceso de humedad, alisarla y aplicarla sobre la
extremidad afecta.
Asegurar la férula
con un vendaje elástico. Aplicar con un movimiento en espiral de distal a proximal
buscando una presión y forma uniformes. La posición deseada de la extremidad
debe mantenerse desde el momento en que se aplique la primera capa de
almohadillado. Cualquier movimiento durante el proceso de colocación de la
férula la debilitará.
Valorar y registrar
el estado neurovascular después de la aplicación de la férula.
Elevar la
extremidad con la férula y dejar que se seque durante 15 minutos antes de dar
el alta al paciente.
Aplicar un
cabestrillo en caso de férulas en extremidad superior, e indicar el uso de
muletas en caso de extremidad inferior.
No hay comentarios:
Publicar un comentario