lunes, 16 de enero de 2017

Técnica XVI: Canalización Venosa Periferia en Pediatría


Siempre que sea posible, la canalización venosa periférica constituye la vía de elección en urgencias. Actualmente los catéteres utilizados son de pequeño calibre, flexibles, resistentes a la colonización bacteriana, y poco trombogénicos.
Se trata de un procedimiento rápido y, generalmente, fácil de aprender y realizar, de bajo coste, permite un control fácil en caso de hemorragia y es seguro. En situación de parada cardiorespiratoria (PCR) interrumpe poco las maniobras de reanimación. Sin embargo, la velocidad de infusión que permiten es sólo moderada, de líquidos de baja osmolaridad, son accesos de corta duración y pueden extravasarse con facilidad produciendo lesión tisular.

Indicaciones
• Se trata del acceso venoso de elección en RCP.
• Extracción de sangre.
• Administración de medicación intravenosa.
• Administración de soluciones hidroelectrolíticas y hemoderivados.
Material
El catéter venoso periférico más utilizado en los niños es la aguja-catéter. El tamaño de la cánula utilizada en la reanimación debe ser el más grande que se pueda insertar de forma fiable. En el shock o hipovolemia severa, se puede utilizar una cánula pequeña para la resucitación inicial con líquidos hasta que se pueda canalizar una vena más grande. Deben evitarse agujas con mariposa porque pueden perforar y romper fácilmente el vaso.

• Material necesario: guantes y gasas estériles, solución desinfectante, catéteres periféricos, compresor, jeringa, sistema de conexión, sistema de fijación estéril y transparente, férula de inmovilización.
• Información de la técnica al paciente y la familia, ofreciendo la posibilidad de estar presentes durante el procedimiento.
• Anestésico tópico (EMLA®, cloruro de etilo…).
Localización de los accesos venosos periféricos.

Procedimiento
• Inmovilización del miembro donde escojamos el lugar de punción. Escoger la vena. Si se trata de la vena de la fosa antecubital, se puede colocar un rollo de gasa suave para conseguir la hiperextensión del codo.
Para las venas dorsales de la mano, se sostiene firmemente con la muñeca en flexión. Para las venas dorsales del pie, se sostiene firmemente con el tobillo extendido.
• Aplicar un torniquete proximal a la vena, y limpiar la piel sobre la vena con una solución antiséptica.
• La aguja/catéter se lava con solución salina estéril, desconectando luego la jeringa. La piel se pincha ligeramente distal o lateralmente en la zona del sitio de punción venosa, estirando ligeramente la piel suprayacente.
• La aguja/catéter se inserta a través del sitio de punción con el bisel de la aguja hacia arriba con un ángulo aproximado de 15º. Se avanza lentamente en la vena hasta que la sangre refluya libremente.
• La aguja/catéter se avanza unos pocos milímetros para garantizar que el catéter esté en la vena. El resto del catéter se avanza sobre la aguja.
Se retira la aguja y se confirma el flujo de sangre a través del catéter.
• Se retira el torniquete.
• La sonda se pega firmemente en su lugar, y se extrae el aire en el tubo de conexión. Adjuntar un sistema de infusión y un apósito estéril en el sitio de inserción. Fijar el miembro con una férula si la vía está en una articulación, proteger la piel que queda debajo de la conexión con gasas, evitando las lesiones por decúbito.
Complicaciones
La tasa de complicaciones asociadas con catéteres venosos periféricos es relativamente baja y, en general, son leves. Las posibles complicaciones son: hematoma, celulitis, osteomielitis, trombosis, flebitis, tromboembolismo pulmonar y necrosis de la piel (escaras).

Los medicamentos que son irritantes para las venas, como el calcio, la dopamina o epinefrina, deben ser diluídos y administrados a través de la vena periférica más grande posible para evitar el desarrollo de flebitis.

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