Siempre que sea
posible, la canalización venosa periférica constituye la vía de elección en
urgencias. Actualmente los catéteres utilizados son de pequeño calibre,
flexibles, resistentes a la colonización bacteriana, y poco trombogénicos.
Se trata de un
procedimiento rápido y, generalmente, fácil de aprender y realizar, de bajo
coste, permite un control fácil en caso de hemorragia y es seguro. En situación
de parada cardiorespiratoria (PCR) interrumpe poco las maniobras de
reanimación. Sin embargo, la velocidad de infusión que permiten es sólo
moderada, de líquidos de baja osmolaridad, son accesos de corta duración y
pueden extravasarse con facilidad produciendo lesión tisular.
Indicaciones
• Se trata del
acceso venoso de elección en RCP.
• Extracción de
sangre.
• Administración de
medicación intravenosa.
• Administración de
soluciones hidroelectrolíticas y hemoderivados.
Material
El catéter venoso
periférico más utilizado en los niños es la aguja-catéter. El tamaño de la
cánula utilizada en la reanimación debe ser el más grande que se pueda insertar
de forma fiable. En el shock o hipovolemia severa, se puede utilizar una cánula
pequeña para la resucitación inicial con líquidos hasta que se pueda canalizar
una vena más grande. Deben evitarse agujas con mariposa porque pueden perforar
y romper fácilmente el vaso.
• Material
necesario: guantes y gasas estériles, solución desinfectante, catéteres
periféricos, compresor, jeringa, sistema de conexión, sistema de fijación
estéril y transparente, férula de inmovilización.
• Información de la
técnica al paciente y la familia, ofreciendo la posibilidad de estar presentes
durante el procedimiento.
• Anestésico tópico
(EMLA®, cloruro de etilo…).
Localización de
los accesos venosos periféricos.
Procedimiento
• Inmovilización
del miembro donde escojamos el lugar de punción. Escoger la vena. Si se trata
de la vena de la fosa antecubital, se puede colocar un rollo de gasa suave para
conseguir la hiperextensión del codo.
Para las venas
dorsales de la mano, se sostiene firmemente con la muñeca en flexión. Para las
venas dorsales del pie, se sostiene firmemente con el tobillo extendido.
• Aplicar un
torniquete proximal a la vena, y limpiar la piel sobre la vena con una solución
antiséptica.
• La aguja/catéter
se lava con solución salina estéril, desconectando luego la jeringa. La piel se
pincha ligeramente distal o lateralmente en la zona del sitio de punción
venosa, estirando ligeramente la piel suprayacente.
• La aguja/catéter
se inserta a través del sitio de punción con el bisel de la aguja hacia arriba
con un ángulo aproximado de 15º. Se avanza lentamente en la vena hasta que la
sangre refluya libremente.
• La aguja/catéter
se avanza unos pocos milímetros para garantizar que el catéter esté en la vena.
El resto del catéter se avanza sobre la aguja.
Se retira la aguja
y se confirma el flujo de sangre a través del catéter.
• Se retira el
torniquete.
• La sonda se pega
firmemente en su lugar, y se extrae el aire en el tubo de conexión. Adjuntar un
sistema de infusión y un apósito estéril en el sitio de inserción. Fijar el
miembro con una férula si la vía está en una articulación, proteger la piel que
queda debajo de la conexión con gasas, evitando las lesiones por decúbito.
Complicaciones
La tasa de
complicaciones asociadas con catéteres venosos periféricos es relativamente
baja y, en general, son leves. Las posibles complicaciones son: hematoma,
celulitis, osteomielitis, trombosis, flebitis, tromboembolismo pulmonar y
necrosis de la piel (escaras).
Los medicamentos
que son irritantes para las venas, como el calcio, la dopamina o epinefrina,
deben ser diluídos y administrados a través de la vena periférica más grande
posible para evitar el desarrollo de flebitis.
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