Introducción.
El transporte sanitario es un eslabón ente la asistencia “in situ” y la
transferencia al centro sanitario. El objetivo es el traslado del paciente a un
centro útil, minimizando riesgos y disminuyendo dentro de lo posible los factores
que condiciona un aumento de la intensidad.
Todo trasporte implica una situación de riesgo adicional, tan solo
superada por el beneficio buscado para el paciente.
Durante el traslado el paciente es vigilado de forma continúa, a lo que
ayudan los elementos de monitorización: pulsioximetría, capnografía, EKG y
presión arterial no invasiva, así como el control de sondas y drenajes.
Cuanto más grave está el paciente, con mayor intensidad muestra alterada
tanto su fisiología normal como las respuestas fisiopatológicas a la agresión. El
trasporte sanitario somete al paciente a incidencias físicas capaces de generar
alteraciones den sus sistemas orgánicos, siendo de especial importancia las que
afectan al circulatorio, respiratorio y nervioso. De modo adicional, repercute
en los sistemas de monitorización y perfusión de fármacos así como en el
personal sanitario.